😲Se considera el hombre más guapo de Brasil y muestra con orgullo sus bíceps.
Su nombre se ha convertido en un símbolo de los extremos en el mundo del fisicoculturismo. Sus bíceps, con una circunferencia de casi 75 centímetros, lo hicieron famoso en todo Brasil. Pero pocos saben el precio que pagó para lograrlo.😵
Los entrenamientos convencionales y la alimentación deportiva no podrían haberle llevado a este resultado. 😥 Eligió otro camino, uno peligroso, que no tenía nada que ver con el deporte saludable.
😱¿El resultado? Solo desfiguró su cuerpo. Y pensar que antes era un joven atractivo y en buena forma — solo hay que ver cómo era antes de todo esto.
Las fotos del antes y después, así como el artículo completo, están en el primer comentario.👇
Arlindo de Souza — un nombre que se convirtió en sinónimo de extremos en el mundo del fisicoculturismo. Sus bíceps, que alcanzaron casi 75 centímetros de circunferencia, lo hicieron famoso en todo Brasil. Pero pocos se preguntan a qué costo.
El entrenamiento habitual y una buena nutrición no habrían podido producir tales resultados. Arlindo tomó un camino diferente y muy arriesgado: comenzó a inyectarse una mezcla casera de aceite y alcohol directamente en los músculos.
Esto no fue supervisado por médicos, ni formaba parte de ningún tratamiento médico. Fue una decisión impulsiva, guiada por el deseo de parecer “fuerte” a cualquier precio.
¿El resultado? Riesgos enormes: inflamaciones, necrosis de tejidos, riesgo de amputación e incluso la muerte.
Y ese riesgo se convirtió en realidad — su amigo cercano Paulinho, también entusiasta del culturismo extremo, murió tras inyecciones similares. Solo entonces Arlindo decidió detenerse.
«Nunca volveré a hacerlo. Nos inyectábamos lo mismo. Yo sobreviví, él no. Fue una experiencia terrible y no se la deseo a nadie», afirma hoy.
Sin embargo, su arrepentimiento no le impide disfrutar de la atención. Según su hermano mayor, las mujeres no pueden dejar de mirarlo allá donde va. Su cuerpo provoca admiración, aunque mezclada con cierto horror.
¿Pero eso es fuerza verdadera? Cuando la apariencia exterior importa más que la salud interior, ya no es deporte — es una adicción.
La historia de Arlindo es una prueba clara de cómo el deseo de cumplir con estándares impuestos puede destruir a una persona.
Y si antes su objetivo era tener el cuerpo perfecto, ahora, según sus propias palabras, simplemente se alegra de estar vivo.











