😮😮 María y Teresa Tapia eran inseparables en el sentido literal de la palabra, pero los médicos lograron separarlas. Mira cómo se ven ahora.
Son niñas extraordinarias, con caracteres y costumbres tan diferentes como el día y la noche.
María y Teresa Tapia eran literalmente inseparables. Nacieron unidas por el pecho y el abdomen, compartiendo el hígado, el páncreas y parte del intestino.
😧La probabilidad de sobrevivir era mínima. En el mundo, estos casos son extremadamente raros — uno entre 50 a 100 mil recién nacidos. Sin embargo, un equipo de cirujanos se atrevió a realizar una operación sumamente compleja.
Durante muchas horas, seis especialistas fueron separando órgano por órgano, reconstruyendo lo que debía pertenecer a cada niña. 😯 Sin embargo, la operación fue perfecta — los médicos admitieron que ellos mismos se sorprendieron de lo bien que resultó todo.
🤗Hoy sonríen, sintiéndose por primera vez independientes. Te sorprenderás cuando las veas ahora.
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El equipo quirúrgico del Hospital Infantil de Richmond (EE.UU.) se atrevió con esta difícil operación. Seis especialistas trabajaron durante muchas horas separando órgano por órgano y devolviendo a cada una lo que le correspondía.
El riesgo de complicaciones era enorme: casi el 90% del flujo sanguíneo del hígado iba hacia Teresa, y María tenía un peso mucho menor. Sin embargo, la operación salió perfecta — los médicos confesaron que ellos mismos estaban sorprendidos de lo bien que salió todo.
También fue inusual la participación de toda una universidad: estudiantes de moda cosían ropa, escultores creaban modelos de yeso de los cuerpos para los ensayos de los cirujanos, y terapeutas adaptaban objetos cotidianos a las necesidades de las pequeñas.
La ciencia y la creatividad se unieron con un solo objetivo: regalar a estas niñas un futuro.
Hoy María y Teresa sonríen, sintiéndose por fin autónomas. Su madre, Lisandra Sanatis, dice: «Siempre soñé con verlas independientes.
Ahora cada una tendrá su propia vida — con sus alegrías, sus caprichos e incluso sus discusiones».
La historia de las hermanas Tapia no es solo un milagro médico. Es un símbolo de que la fe y el trabajo en equipo pueden vencer lo imposible.












