😲😱 Estábamos pasando un buen rato alrededor de la fogata en el bosque en compañía de amigos. Pero en un instante todo cambió: un enorme oso se acercaba lentamente a nosotros. Lo que ocurrió después nos sorprendió a todos.
Ese día habíamos salido a una pequeña excursión. Encendimos la fogata, nos sentamos en círculo, alguien sacó té, otro la guitarra. Los amigos me pidieron que tocara, y sin dudarlo, comencé a tocar suavemente las cuerdas.
Las llamas del fuego iluminaban suavemente los rostros, y a nuestro alrededor reinaba un pacífico silencio del bosque.
Pero de repente noté algo extraño: los amigos frente a mí se quedaron inmóviles, sus ojos se abrieron de miedo. Un instante después se levantaron de un salto, alguien gritó mi nombre agitando los brazos y señalando detrás de mí.
Me volteé… Y casi me quedo sin palabras: a unos pasos estaba un oso. Me miraba directamente, y en su mirada había algo vigilante, pero no inmediatamente hostil. Intenté levantarme, pero el animal dio un paso adelante, bloqueándome el camino.
Todos nos quedamos inmóviles en silencio, y en ese momento ocurrió algo que recordaremos toda la vida…
Continuación — en el primer comentario.👇👇
Sentí mi corazón latir con fuerza, pero me atreví a volver a sentarme en mi lugar junto a la fogata. El oso se detuvo, como evaluando la situación, y para sorpresa de todos, no hizo nada.
Con los dedos temblorosos toqué de nuevo las cuerdas y comencé a tocar una melodía, tranquila, dulce, sin acentos bruscos.
Parecía que el animal escuchaba. Su enorme cabeza se movía al ritmo de la música, y paso a paso se retiró a una distancia segura.
El oso se detuvo, se sentó en el suelo sin acercarse, y sus enormes ojos estaban fijados en las cuerdas y en mí. Esa extraña escena duró varios minutos: un humano y un animal salvaje, unidos por la música, como si todo el bosque se hubiera detenido con nosotros.
Seguí tocando, sintiendo cómo la tensión disminuía gradualmente. El oso apoyó suavemente la pata en el suelo, como escuchando cada sonido, y sin emitir ni un rugido, lentamente se dio la vuelta y se adentró en el bosque.
Nos quedamos inmóviles, incapaces de movernos, y luego, uno a uno, comenzamos a respirar — ese momento cambió completamente nuestra comprensión de la naturaleza y de los límites que creíamos insuperables.











