Estaba haciendo compras en el supermercado cuando, de repente, una mujer alta se abalanzó sobre mí — gritando que intentaba robarle todos sus productos

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Estaba haciendo compras en el supermercado cuando, de repente, una mujer alta se abalanzó sobre mí — gritando que intentaba robarle todos sus productos.

😨😲 Estaba colocando tranquilamente los artículos en mi cesta, moviéndome entre los pasillos, cuando sentí un movimiento brusco a mi lado. Una mujer alta se lanzó sobre mí. Empezó a sisear y a tirar de mi cesta, gritando que intentaba robarle sus cosas.

Me quedé paralizada, sin saber qué decir. Intenté explicarle que era mi cesta, que todos los productos eran míos. Pero su voz rompía el aire, y todos a nuestro alrededor se quedaron mirando con desaprobación.

La gente murmuraba en voz baja, y unos segundos después aparecieron los guardias de seguridad, acercándose a nosotras.

Todas las miradas estaban puestas en mí, en sus fuertes acusaciones. Trataba de mantener la calma, explicando que era mi cesta. Pero la multitud ya me miraba con sospecha. La mujer seguía gritando, tirando de la cesta hacia sí.

Y entonces ocurrió algo increíble. De pronto, la cesta en sus manos se rompió, y todos los productos se esparcieron por el suelo: las frutas rodaron, los paquetes cayeron, los zumos se derramaron. La mujer se quedó inmóvil, con la boca abierta, y yo estaba en shock, sin poder creer lo que veía.

Un momento de silencio… y todos, incluidos los guardias, se quedaron quietos, sin saber a dónde mirar. No había más acusaciones ni gritos — solo el caos de las compras desparramadas y la confusión en los rostros.

😱😵 En ese momento, la mujer dijo algo aún más extraño y sorprendente que su comportamiento anterior.

(Continuación en el primer comentario 👇👇)

Ya estaba recogiendo mis productos cuando noté que la mujer seguía allí, y parecía empezar a darse cuenta de su error. Miró mi cesta, luego los productos en el suelo. De pronto, su rostro cambió — como si comprendiera que no era su cesta.

Pero en lugar de disculparse, siguió gritando: «¿Por qué tienes mi cesta? ¿Por qué no me la devuelves?» Intenté explicarle que era la mía, que se equivocaba.

— «¡No! ¡Eres tú la que confundió todo!» — gritaba. — «¡Solo puse mis cosas en tu cesta!»

La gente alrededor empezó a murmurar; algunos se apartaban. Yo me quedé allí, sujetando mis compras, sin saber qué más decir.

Los guardias se acercaron, tratando de calmarla, pero ella seguía gritando y agitando los brazos.

Finalmente, uno de los guardias la tomó del brazo y le dijo:
— «Por favor, cálmese y acompáñeme.»

Se resistió unos segundos, pero luego, aún murmurando y acusándome, fue sacada del supermercado.

Me quedé en medio del pasillo, recogiendo los últimos productos, sintiendo una mezcla de alivio y cansancio. La gente se dispersó, pero los susurros siguieron flotando en el aire durante un largo rato.

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El Lindo Rincón