😲😨 Viajaba en avión junto a una joven madre y su bebé que lloraba. Lloró durante las 2 horas completas del vuelo. Simplemente me puse los auriculares e intenté relajarme. No habían pasado ni 15 minutos cuando una azafata me dio unas palmaditas en el hombro. Lo que dijo después me dejó en shock…
Viajaba en avión y me había acomodado junto a una joven madre con su pequeño. El niño lloró sin parar durante las dos horas de vuelo, y la mujer no dejaba de susurrar disculpas, intentando desesperadamente calmarlo.
La entendía, pero mis fuerzas para soportar ese llanto estaban llegando a su límite.
Decidí no enfadarme, me puse los auriculares e intenté distraerme sumergiéndome en la música. Pero no pasaron ni quince minutos cuando alguien me tocó suavemente el hombro. Me quité los auriculares y vi a una azafata que me miraba con una ligera sonrisa.
Lo que dijo a continuación me dejó en shock; incluso pensé que había oído mal. Mi mente no lograba captar el sentido de sus palabras, y mi corazón empezó a latir más rápido.
Los pasajeros de alrededor comenzaron a mirarse entre sí, y la sensación de un vuelo normal desapareció en un instante.
😲😵 Me quedé sentada, conteniendo mi sorpresa, y entendí: este vuelo sin duda lo recordaría durante mucho tiempo. Todo había comenzado como un viaje normal, pero se convirtió en un momento que contaría a mis amigos durante mucho tiempo.
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A duras penas parpadeé, intentando asimilar lo que había escuchado. La azafata sonrió aún más y dijo: «Podemos ofrecerle trasladarse a la clase business. Hay un asiento libre y podrá continuar el vuelo tranquilamente.»
Me estremecí de sorpresa: no podía creer que algo así fuera posible. «Pero…» — susurré, sin entender todavía toda la situación.
«Sí» — asintió la azafata. — «Mientras este pequeño esté a su lado, es mejor garantizar comodidad tanto para él como para usted.» Su voz era tan amable que sentí un alivio inmediato.
Sin pensarlo demasiado, recogí mis auriculares y mis cosas, y me acompañaron al pasillo hacia la clase business.
Mi corazón latía más rápido por la sorpresa y una ligera emoción — un giro así en un vuelo normal parecía casi de cuento.
Cuando me acomodé en mi nuevo asiento y escuché que el niño y la madre jugaban tranquilamente no muy lejos, entendí: a veces, pequeños gestos y el lugar adecuado pueden cambiar por completo la impresión de un vuelo.










