Se burlaban de él y le tiraban piedras: Cómo luce ahora el niño-tortuga
El colombiano Didier Montalvo siempre fue un marginado. 🥹 Sus compañeros evitaban jugar con él y lo llamaban «niño-tortuga». Y no era por su lentitud. 😮 Simplemente, en su espalda crecía un enorme bulto que parecía el caparazón de una tortuga. 😵💫 Pero después de años, se sometió a una operación, y así es como se ve ahora 👇
Todo comenzó con pequeñas manchas pigmentadas que aparecieron en su infancia.
A los seis años, las manchas comenzaron a convertirse en un extraño bulto, y pronto su tamaño aumentó considerablemente, cubriendo el 40% del cuerpo del niño.
A medida que la formación crecía, Didier comenzó a tener dificultades para moverse. El bulto no solo limitaba sus movimientos, sino que también añadía peso adicional, lo que dificultaba la actividad física normal.
Cuando su madre, Luz, finalmente consultó a los médicos, el diagnóstico fue grave: Didier tenía un nevo melanocítico congénito, una enfermedad genética rara que afecta solo al 1% de la población mundial.
Los médicos advirtieron que sin cirugía, el tumor podría volverse maligno. Sin embargo, a pesar de esto, el costo de la operación era inalcanzable para la familia, y durante mucho tiempo no pudieron permitirse el tratamiento necesario.
Además de los problemas médicos, Didier enfrentaba una dura discriminación por parte de sus compañeros e incluso de los adultos. Se burlaban de él, evitaban hablar con él y, a veces, le lanzaban piedras.
La gente de su aldea pensaba que su apariencia era consecuencia de fuerzas malignas y culpaban a la madre de Didier de haberlo concebido en luna llena. Esto convirtió a Didier en un completo marginado, y ni siquiera mudarse a otro pueblo cambió la situación.
Todo cambió en 2012, cuando el famoso cirujano británico Neil Bulstrode se enteró del problema de Didier.
Decidió ayudarlo de manera gratuita y viajó a Colombia para realizar la operación. Los médicos lograron quitar los bultos con éxito, y la vida del niño cambió radicalmente.
Ahora puede llevar una vida normal, y sus conciudadanos, al ver las mejoras, finalmente lo aceptaron, permitiéndole ir a la escuela y socializar con otros niños.
La historia de Didier es un ejemplo de cómo superar incluso los obstáculos más difíciles y recuperar la dignidad humana.














