Mi esposo me llamó para decirme que me dejaba por otra — no tenía ni idea de cómo iba a reaccionar.
Entré al apartamento alrededor de las 7 p.m. Normalmente, para esa hora, él ya estaría en casa. Pero esa noche, todo estaba en silencio y vacío.
Los niños estaban con su abuela, así que no tenía prisa. Solo planeaba comer algo rápido, ver alguna cosa y acostarme temprano.
Últimamente, llegaba pasada la medianoche casi todos los días. Y, sinceramente, dejé de prestarle atención. Ya no sentía curiosidad.
De pronto, sonó el teléfono. Su nombre apareció en la pantalla. Contesté — y fue directo al grano…
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—“Probablemente te diste cuenta de que ya casi no llego a casa. Estoy saliendo con otra persona. Por favor, no reacciones exageradamente.”
Me dejó por otra mujer… ¿pero por qué?
Parpadeé. No por sorpresa ni por rabia — con tranquilidad.
—“¿En serio? ¿Ahora eliges decirme esto? Sabes que mañana tengo cita con la peluquera y tú ibas a cuidar a los niños. ¿No podías esperar hasta mañana?” dije, disimulando mi molestia con un suspiro.
Hubo una pausa. No sabía qué decir. Claramente, no esperaba esa reacción.
—“Por cierto, me muero de hambre. ¿Sabes si todavía hay mayonesa en la nevera?”
—“¿Ni siquiera quieres saber quién es? ¿Por qué me voy? ¿No te importa? ¿No quieres arreglarlo? ¿Ya no me amas?”
Me tomé un momento y respondí:
—“¿La verdad? No. Tus motivos, tu amante — no son asunto mío. Solo dime… ¿también te llevaste la mayonesa?”
Balbuceó.
—“Increíble. Te digo que te dejo y lo único que te importa es la mayonesa.”
Fue entonces cuando supe que era momento de colgar.
Sin lágrimas, sin corazón roto. No estaba sufriendo. Solo pensaba en mis hijos y en mantener la casa funcionando.
En ese instante comprendí que, espiritualmente, yo ya lo había dejado mucho antes de que él me dejara.
