Escuché a la novia susurrar a sus amigas que había engañado al novio y que el niño no era de él

Vibras Positivas

😱😮 Escuché a la novia susurrar a sus amigas que había engañado al novio y que el niño no era de él. En ese momento hice algo y ahora no sé si debería arrepentirme o sentirme orgullosa.

Quedaban solo unas horas para la boda. En la casa reinaba el habitual bullicio: risas, tintineo de copas, pasos rápidos por los pasillos. Conocía al novio desde hace muchos años y trabajaba en su familia, así que la alegría de ese día la sentía casi como propia. Era una persona honesta, sincera y buena — solo merecía felicidad.

Y de repente escuché una conversación por casualidad que me heló el corazón. Las amigas de la novia le preguntaron cuándo le contaría al novio sobre el embarazo. La novia sonrió y respondió:

— No ahora. Que disfrute mientras tanto. De todas formas, el niño no es suyo. Lo diré en un par de meses — entonces no sospechará nada. Es tan ingenuo, cree en mí y me ama ciegamente.

Se escuchó una risa burlona. Esas palabras me atravesaron el corazón y me quedé paralizada, sin saber qué hacer. ¿Callar? ¿O destruir su sueño, revelar la verdad?

Caminaba por el pasillo completamente confundida, y de repente apareció él frente a mí. Sus ojos brillaban de confianza, su sonrisa era sincera. Y entonces, sin planearlo, lo felicité no solo por la boda, sino también por el hecho de que sería padre.

😨😵 La sonrisa desapareció. Se puso pálido, como si le hubieran drenado toda la sangre. Vi su mundo derrumbarse. Y al segundo siguiente ocurrió algo indescriptible…

Continuación en el primer comentario👇👇

Me miraba en silencio, como tratando de entender el sentido de mis palabras. En sus ojos apareció una sombra de duda, luego un terrible entendimiento.

Lo vi apretar los puños, pero no dijo nada. Solo asintió y, dándose la vuelta, se alejó rápidamente.

Unos minutos después, en la casa reinaba un extraño silencio, interrumpido solo por voces apagadas.

Resultó que había irrumpido en la habitación de la novia. Nadie escuchó su conversación, pero al instante ella salió llorando, y él la siguió — pálido pero decidido.

La boda no se celebró. Los invitados se marcharon confundidos, susurrando y creando versiones de lo sucedido.

Él salió al patio y estuvo largo tiempo mirando el suelo, como buscando respuestas allí. Luego me miró. Su mirada era a la vez agradecida y pesada.

No sabía si había hecho lo correcto. Pero una cosa estaba clara: conoció la verdad antes de que su vida se convirtiera en una mentira aún mayor.

Tal vez le robé la fiesta, pero le salvé años de engaño. Probablemente, en ese momento, hice lo único posible. Pero incluso sabiendo eso, a veces me asaltan dudas: ¿tenía derecho a actuar así?

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El Lindo Rincón