😨 Durante varios días observé a mi vecina cavar sin parar el mismo hoyo en el patio. Al principio pensé — un jardín, un parterre de flores… Pero ella no hacía más que profundizarlo más y más. Y de repente — justo al borde del hoyo cayó inconsciente. Corrí a ayudarla… y cuando miré dentro, lo que vi me dejó de piedra.
Durante varios días seguidos noté algo extraño: mi vecina cavaba durante horas en el patio. Al principio creí que quería plantar un árbol o hacer un parterre. Pero día tras día volvía al mismo lugar, haciendo el hoyo cada vez más profundo.
La curiosidad pronto se transformó en preocupación. Me acerqué y le pregunté si necesitaba ayuda. En respuesta — silencio.
Era como si no me oyera y seguía clavando la pala en la tierra. Al día siguiente, la escena se repitió. Desde la mañana hasta el mediodía no se apartó del hoyo.
Y ocurrió algo extraño. Ese día la vi tambalearse y desplomarse justo al borde del hoyo.
Dejé todo y corrí hacia ella. Yacía inconsciente, su respiración apenas perceptible. Pero cuando me incliné sobre ella, mi mirada cayó por casualidad al fondo del hoyo.
Lo que vi allí me paralizó. Por un momento incluso olvidé su estado. El corazón me latía tan fuerte que parecía que los vecinos podían oírlo.
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Me incliné hacia mi vecina, pero mi mirada volvió involuntariamente al hoyo. Allí, en el fondo, entre la tierra suelta, se distinguía algo que me hizo recorrer un escalofrío por la espalda.
Al principio pensé que eran raíces. Pero al fijarme mejor, comprendí: eran los contornos de una caja de madera, casi totalmente cubierta de tierra. En ese momento, mi vecina gimió y entreabrió los ojos.
Sus labios susurraron: «No te atrevas…» — y se cerraron de nuevo con debilidad. Me quedé inmóvil. ¿Qué ocultaba?
Unos minutos más tarde, cuando la ambulancia se la llevó, no podía sacarme de la cabeza sus palabras: «No te atrevas…»
Más tarde, por conocidos, supe los detalles: su marido había muerto hacía unos meses.
Antes de morir, la llamó y le confesó que durante los años de matrimonio había hecho negocios cuyos ingresos no podían declararse oficialmente. Todo ese dinero lo escondió directamente en el patio, enterrado en una caja de madera.
Pero no alcanzó a decir exactamente dónde. En el último momento solo extendió la mano hacia el jardín… y murió.
Desde entonces su esposa buscaba casi obsesivamente ese lugar. Día tras día cavaba en el mismo punto, con la esperanza de que su memoria no la engañara. Y ahora parecía que estaba muy cerca.











