Desde la litera superior caía algo sobre mí, y me quedé paralizado al ver lo que hacía una de las chicas

Vibras Positivas

Desde la litera superior caía algo sobre mí, y me quedé paralizado al ver lo que hacía una de las chicas.

😵😲Pensé que viajaría solo en el compartimento, pero entraron dos chicas hermosas. Se cambiaron justo delante de mí y se acomodaron en las literas de arriba. Y de repente, algo empezó a caer sobre mí — levanté la vista y me quedé helado al ver lo que hacía una de ellas y lo que me caía encima…

Entré primero en el compartimento — no había nadie dentro. Me senté junto a la ventana, pensando: “Por fin viajaré solo, tranquilo.” Pero no fue así.

A los pocos minutos, la puerta se abre de golpe — entran dos chicas riendo. ¡Preciosas! Risas, perfume, un poco de alboroto — el compartimento cobra vida.

Se cambian allí mismo, charlan, bromean. Me giro, pero con el rabillo del ojo lo veo todo. “Bueno, este viaje promete,” pensé.

El corazón me late más rápido. Intento calmarme, pero la imaginación ya dibuja paisajes muy distintos a los del exterior. Mientras tanto, mis compañeras suben a las literas superiores, se acomodan, susurran, se ríen.

Ya casi me había relajado, cuando de repente algo empieza a caer sobre mí desde arriba. Al principio pensé que eran migas. Levanto la cabeza, escucho…

😨😯Y allí, en la litera de arriba, la primera chica hacía algo. Miro y no puedo creer lo que veo.

Me quedé inmóvil — al comprender exactamente lo que hacía y lo que me caía en la cabeza…

💬 Continuación — en el primer comentario…👇👇👇

Levanté la cabeza y me quedé quieto. ¡Desde la litera de arriba caía una lluvia de plumas blancas! Al principio no entendí — ¿nieve en el tren? No… eran plumas de una almohada que ella sacudía suavemente.

No podía apartar la vista. Ella notó mi sorpresa, se detuvo un instante, luego sonrió con picardía y dijo riendo suavemente:
— Ay, perdón, no pude evitarlo…

Sentí cómo me sonrojaba, pero no pude evitar sonreír. Ella me miró con una sonrisa traviesa, como probando mi reacción, y se acomodó tranquilamente en su litera, encogiéndose de hombros como si nada hubiera pasado.

Sentado bajo aquella “nevada” de plumas, levanté un poco la almohada y sonreí:
— Bueno, ahora entiendo por qué este compartimento es tan acogedor…

Ella rió en voz baja, y yo, ya relajado, comprendí que este viaje sería inolvidable. Y con cada minuto, mi corazón latía más rápido, porque delante de mí se extendía toda una noche de intrigas y pequeñas travesuras.

Calificar artículo
El Lindo Rincón