🤔Amigos, ¿alguna vez se han preguntado por qué estas relojes vienen con una cajita que tiene los números 22 y 23? ⏱️ Cuando descubrí la razón, ¡me quedé en shock! 😮
Resulta que la firma suiza IWC confía tanto en sus relojes que afirma que deberían funcionar durante 300 a 400 años. ¿Lo pueden creer? Estos relojes sobrevivirán no solo a nosotros, sino a varias generaciones de nuestros descendientes.
Pero aquí está el truco: en el año 2200, necesitarán una micro-reparación. 🛠️ En ese momento, los artesanos reemplazarán la placa con los números 20 y 21 por la que tiene los números 22 y 23.
Imaginen – llega el año 2199, sus descendientes abren la caja, sacan la placa y llevan el reloj al servicio técnico. 📦 Parece ciencia ficción, pero es la realidad.
El calendario incorporado de estos relojes está diseñado para durar hasta finales del siglo XXI, pero para que sigan marcando la fecha correcta después del 2200, esta actualización será necesaria.
Cuando lo supe, me hizo reflexionar. 🤔 Estos relojes no son solo accesorios, son verdaderos puentes entre generaciones. Son como un mensaje hacia el futuro, un recordatorio de quiénes fuimos. Imaginen a su nieto o bisnieto sosteniendo este reloj en 2350 y pensando: «¡Vaya, este reloj perteneció a mi bisabuelo!» 👴🧒
Aún más impresionante es cómo los artesanos de IWC piensan a largo plazo. No solo crean objetos hermosos y duraderos, sino que infunden significado y longevidad en cada detalle. Así que, cuando vean esa placa con los números 22 y 23, recuerden: no es solo una pieza de repuesto, es su inversión en el futuro. 🌟
