Muchas personas creen que somos nosotros quienes creamos nuestro destino y que somos nosotros quienes trazamos el camino de nuestra vida.
Pero esta historia hace pensar que los milagros existen y que el destino nos prepara sus sorpresas desde el principio. Un chico estadounidense envió una caja de Navidad a una niña filipina desconocida, sin saber que eso cambiaría su vida.
Tyrel Wolfe, un joven estadounidense en 2000, era un estudiante. Él también, con sus amigos de clase, preparó regalos navideños caritativos para enviar a Filipinas.
La caja de Tyrel fue recibida por una niña llamada Joanne. 14 años pasaron y Tyrel y Joanne se casaron. Con sus regalos, que eran juguetes y algunos otros objetos, el chico envió a Filipinas una de sus fotos.
Joanne estaba muy agradecida con el amigo desconocido. Le envió una carta por correo en la que expresaba su gratitud hacia el chico.
Cuando la niña creció, decidió buscar a su benefactor en las redes sociales. Y tuvo éxito. Joanne envió una solicitud de amistad en Facebook. Al principio, Tyrel no la reconoció, pero aceptó su solicitud.
Tyrel y Joanne entablaron una amistad en línea. Luego, se conocieron y se convirtieron en buenos amigos.
Los jóvenes comprendieron que no podían vivir el uno sin el otro y tomaron la decisión más importante de sus vidas. Tyrel y Joanne fortalecieron su hermosa amistad, se unieron más estrechamente, y decidieron sus futuros: se casaron.