La familia se reunió después de una separación de más de 50 años. Parecía simplemente increíble; 10 segundos cambiaron la vida no solo de dos hombres, sino también de muchos a su alrededor.
Randy Waits encendió el televisor para ver el pronóstico del tiempo. Se anunciaban tormentas de nieve y quería saber qué tan graves serían los problemas meteorológicos que se avecinaban para su casa. De repente, vio en la pantalla a un hombre con el mismo apellido que él.
El presentador tomaba un comentario de un hombre llamado Waits, y este Waits era exactamente como el difunto padre de Randy, tal como lo recordaba. La historia de un maravilloso reencuentro familiar fue contada por KCRA TV.
El desconocido que parecía tan familiar a primera vista se llamaba Eddie; incluso sus nombres eran consonantes y no parecía ser solo una coincidencia. Randy contó sobre el asombroso caso de su hija, y la chica emprendió una investigación independiente. Encontró al hombre de la televisión y halló su número de teléfono. Unos días después, Randy marcó el número de Eddie por primera vez. Parecía una locura total: «Hola, ¿no seremos hermanos por casualidad?»
Resultó que Eddie tenía el mismo padre que Randy, pero el chico nunca supo que su padre tenía otra familia y que en esa familia había un niño. No sabía que ahora, cuando su padre ya no estaba con ellos, aún tenía una familia, un hermano; y también una sobrina y un nieto, un escolar.
Eddie habló sobre su familia, sobre su padre, a quien Randy apenas conocía, y su hermano absorbió ávidamente datos sobre sus parientes.
Pronto se citaron. Resultó que todo este tiempo, todas estas décadas, vivieron literalmente a 50 kilómetros el uno del otro. Pero nunca se encontraron: ni en el supermercado ni en las calles de la ciudad. Cuando Eddie bajó del coche, Randy corrió hacia él y los hermanos se abrazaron como las personas más cercanas.
Eran parientes, solo el destino los separó durante medio siglo. Ahora planean ponerse al día: pasar cada fin de semana juntos, y Eddie planea convertirse en el mejor abuelo para su pequeño nieto.
«Es como un cumpleaños repentino», dice el chico. Las dos mitades separadas de la familia aún tienen que fusionarse en una, pero ya se están preparando con alegría para un reencuentro.