«Hanna Zimunje, una mujer de 28 años, dio a luz a gemelos que nacieron prematuramente después de 25 semanas de embarazo.
Deiniol y Dylan pesaron alrededor de 900 gramos cada uno. Dylan casi no tuvo problemas de salud, pero Deiniol estaba muy débil y los médicos temían que no sobreviviera.
Cuando los bebés nacieron, recibieron tratamiento intensivo en la unidad neonatal. Los neonatólogos los colocaron en la misma incubadora.
Después de quince días, Dylan fue enviado a casa. Pero Deiniol permaneció conectado a un ventilador. El médico le dijo a la madre del recién nacido que la situación del niño empeoraba día a día.
Después de algún tiempo, el personal de la unidad invitó a los padres del bebé a despedirse.
Hannah y su esposo, Javi, estaban muy angustiados. Los cónyuges decidieron llevar a Dylan con ellos para que el pequeño también pudiera despedirse de su hermano gemelo.
Cuando entraron en la unidad donde estaba Deiniol, colocaron a su hermano en la incubadora, junto a él.
Y algo milagroso sucedió frente a todos. Dylan abrazó a su enfermo hermano.
En pocas horas, en el pequeño, hubo cambios fantásticos. El bebé comenzó a respirar cada vez mejor.
Los médicos aún estaban sorprendidos y no podían explicar cómo sucedió. La única explicación era que no debían ser separados, ya que entre los gemelos hay lazos especiales e inexprimibles.
Después de siete meses, el pequeño se recuperó por completo. Hannah sigue pensando que el toque de su hermano gemelo lo curó.»