Khezane Chili vivía en Brasil. Cuando la mujer tenía 49 años, le diagnosticaron cáncer, que se desarrolló muy rápidamente hasta la última etapa.
Durante los últimos días de su vida, Khezane ya no podía salir del hospital, donde constantemente la visitaban familiares y amigos. Sin embargo, la mujer no dejaba de quejarse por la ausencia de alguien muy especial.
Khezane adoraba a su perro Richie. La mujer lo adoptó cuando aún era un cachorro, lo amaba y lo consentía como a un hijo. Para Khezane, estar separada de su mascota era una verdadera tortura. La mujer temía morir lejos de su amigo peludo y no dejaba de pedir que le permitieran verlo nuevamente.
Llevar perros a la sala de cáncer es inaceptable, pero los médicos decidieron organizar un encuentro de todos modos. Desafortunadamente, nada podía afectar la condición de la paciente. Pero todos entendieron que encontrarse con su mascota haría feliz a una mujer moribunda.
El día señalado, Thiago, el hijo de Hejane, y Richie estaban en un taxi hacia el hospital. Por razones de seguridad, el encuentro de su madre con el perro se trasladó de la sala a una habitación especial.
Richie, al ver a su dueña, comenzó a romper la correa, se lanzó hacia la camilla e inmediatamente trató de lamer el rostro de la mujer. El personal del hospital observaba el conmovedor encuentro. Las personas alrededor no pudieron contener sus lágrimas.
En esta historia, es conmovedor no solo que la mujer todavía pudo despedirse de su querido amigo, sino también que los trabajadores del hospital no desestimaron las peticiones de la mujer moribunda y accedieron a organizar este encuentro. En el umbral de la eternidad, la bondad y el cuidado adquieren un valor especial.